Últimamente ya no tengo ganas de nada.
Solo quiero tumbarme en el suelo, cerrar los ojos y que me dejen morir. Para no tener que volver a sentir nada. Para no tener que volver a soportar tanta mierda. Para no tener que volver a verte. Ni tener que volver a escuchar a nadie nunca más.
Ojalá todo esto se acabara de una puta vez.
Solo noto el frío de finales de octubre que me quema la sangre. Ganas de llorar, de gritar, de pegarles, de salir de aquí, de soltar toda la verdad, para luego irme para siempre y que me dejen en paz.
¿Qué sentido tiene mi vida? Solo veo que esto es una puta mierda, lo que algún día pudo parecerse a la felicidad se vuelve solo polvo que se escapa entre mis dedos y que no volverá jamás. ¿Qué sentido tiene todo ahora si nada va a volver a ser lo mismo? ¿Qué se supone que espera la gente de mí? Nada, así que… ¿qué más da todo?
Si es que lo veo, y ojalá no pudiera verlo.
Todo se va, todo se escapa, todo cae hacia abajo y me tratas como a una tonta, y te crees que no me doy cuenta y yo finjo, y te sonrío mientras deseo que todo esto se acabe por fin y que tengas los putos huevos de decírmelo a la cara, mirándome a los ojos para que pueda dejar de sufrir. Porque te juro que no lo aguantaré mucho más. Ni mi cuerpo ni mi cabeza lo aguantarán mucho más.
Y es que últimamente nunca tengo ganas de nada. Solo quiero tumbarme en el suelo, cerrar los ojos y que me dejen morir. Pero no puedo.
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