es cuando te desea los buenos días, las buenas noches, que duermas bien, que sueñes con él;
es cuando oyes como sonríe al otro lado del teléfono, cuando te hace reír aunque estés destrozada por dentro;
es cuando se acuerda de ti, cuando te das cuenta de que se fija en pequeños detalles que nadie antes te había dicho;
es cuando empiezas a pensar y a pensar hasta que te sorprendes de no poder parar de imaginarte junto a él;
es cuando te llama por tu nombre completo, cuando ves que se sabe mejor toda tu vida que tú misma;
es cuando te sorprende, cuando empiezas a pensar que ya no te va a llamar y de repente ves la luz roja de la black;
es cuando te despiertas pensando en él;
es cuando te cuesta despedirte;
es cuando te sientes perfectamente cómoda siendo tú misma a su lado;
es cuando de verdad sientes que él y tú sois diferentes a las demás parejas, que no necesitas decirle cincuenta "te amo" en un día para saber que va a seguir ahí;
es cuando, a pesar de las inevitables paranoias, confías en él antes que en ti misma;
es cuando te hace sentir mejor con un simple "hola" por las mañanas;
es cuando lloras por él;
es cuando le echas de menos;
es cuando a pesar de negarlo todo tiempo, piensas en él cuando te hablan de amor;
es cuando los sesenta segundos del minuto que tarda en responderte, son sesenta ralladas sobre qué responderá;
es cuando le ves de lejos e inmediatamente, como un acto reflejo, te tocas el pelo y la cara por si algo no estuviera en orden;
es cuando pasas al lado suyo sin mirar hacia él para fingir desinterés;
es cuando esperas unos minutos antes de contestar a su mensaje para no parecer desesperada;
es cuando te preocupas por qué pensará él de una foto, de algo que hayas hecho, hasta la más mínima cosa;
es cuando a pesar de todas tus barreras para evitarlo, le quieres un montón.